Capitulo 4 del libro Dime que te duele y te dire como eres
- Ana Claudia Gonzalez Ruiz

- 11 sept
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 24 nov
Cuando el Microchip se nos desconecta
La desconexión del cuerpo con la mente y las emociones.
No sabemos que sentimientos, no sabemos identificar que emoción estamos viviendo y así no sabemos como afectara a nuestro cuerpo.
En el cuerpo humano, todo está interconectado: el sistema nervioso central, las hormonas, los órganos, los músculos… y sin embargo, muchas personas no sienten esa conexión internamente. En psicología y neurología, esto se llama alexitimia: la dificultad para identificar, nombrar o expresar las propias emociones. No es una enfermedad, sino un estado emocional donde el sistema de registro interno está como desenchufado.
Esto puede ser producto de estrés crónico, trauma, educación emocional deficiente o años de vivir en “modo automático”. Las personas que viven desconectadas suelen decir frases como:
“No sé lo que siento”
“Estoy bien… creo”
“No me duele nada, pero me siento xxx”
La medicina reconoce que la supresión emocional sostenida puede derivar en enfermedades físicas reales: desde contracturas hasta hipertensión, colon irritable o fatiga crónica. Es el cuerpo intentando hablar cuando ya no puede hacerlo a través del lenguaje emocional.
La Medicina China sostiene que cada emoción tiene una función energética y un órgano asociado. Sentir es natural. Reprimir o desconectarse, no.
Cuando no expresamos lo que sentimos, la energía (Qi) se estanca o se dispersa.
Si no sabemos que estamos tristes, el Pulmón puede debilitarse, entonces surge la fatiga, opresión torácica, dificultad para soltar.
Si no registramos la rabia, el Hígado se bloquea y ahí aparece la tensión, la irritabilidad y los dolores musculares.
Si vivimos en miedo sin reconocerlo, el Riñón pierde fuerza, sentimos un gran agotamiento, insomnio e inestabilidad.
En Medicina Tradicional China se dice que el Shen (la conciencia espiritual) se aloja en el corazón. Cuando el microchip emocional se desconecta, el Shen se dispersa: no hay claridad, ni orientación interna. Es como estar encendido por fuera… y en modo avión por dentro.
Me paso con una paciente nueva, la cual venía por una sensación en oídos muy particular; se le tapaban rítmicamente, era como bailar chachacha con el taponeo de los oídos. Suena simpático, pero para ella era enloquecedor.
¿Te acordas lo que dijimos de la rabia, el hígado, y los dolores musculares? Bueno…. Se me paso todito eso por la cabeza cuando le dije que probaríamos con masaje cervico-craneal a ver que onda…. Pues resulta que la mujer era el empedrado de la calle de los suspiros en Colonia del Sacramento (un lugar turístico hermoso de mi querido Uruguay). Trabajamos ese dia asi y charlamos sobre su vida y a quien le gustaría usar de puchinbol, y luego, la semana siguiente, ya me meti de lleno a toda la espalda, con pico y pala.
La mujer volvió sin sensaciones en oídos y no lo podía creer. ¿Como podía ser que la tensión y contracturas de la espalda le afectara los oídos?.
Preguntando y haciendo fuerza para que recordara, salio a la luz que había una secuencia corporal que le iba advirtiendo que iba de mal en peor, pero ella simplemente no la escuchaba. Hasta que el cuerpo hizo algo que la enloqueció para que le diera corte. Tampoco había asociado esa rabia contenida, de escuchar ciertas cosas de ciertas personas y no poder responder, a que el cuerpo también se estaba conteniendo y por eso se apretaba cada día mas.
Hemos aprendido a pensar que sentir es peligroso, exagerado o inútil. Por eso muchas personas se anestesian: con trabajo, con exigencia, con rutinas… hasta que el cuerpo empieza a dar señales extrañas. Pero no son “locuras del cuerpo”. Son emociones sin traduccion. Es como tener un archivo comprimido dentro del pecho que dice:
“Emoción desconocida. ¿Desea abrirlo ahora o más tarde?”
La desconexión interna no es culpa nuestra. A veces es una forma de protegernos del dolor. Pero vivir sin saber qué sentimos, es como manejar un auto sin tablero de control. No sabemos si estamos en reserva, si estamos sobrecalentados o si necesitamos parar para poner mas aceite.
Reconectarse es el primer paso para dejar de vivir en piloto automático y empezar a habitar el propio cuerpo, y si, te puede pasar que algo te duela mucho, pero acordate que también te puede pasar de disfrutar y mucho algunos ricos sabores de la vida (y no solo hablo de comida, sino también de bebida, de lugares, de personas, de situaciones).
Date el permiso de sentir. Porque lo malo esta para que valoremos lo bueno de la vida, lo atesoremos, y lo tengamos a mano para recordarlo y volverlo a vivir cada vez que queramos.
Ejercicio para hacer en casa:
Poné una mano en el pecho y otra en el abdomen. Cerrá los ojos y respirá lento, profundo.
Preguntate sin juicio:
¿Qué estoy sintiendo hoy?
¿Dónde lo siento en el cuerpo?
¿Tiene forma, color, textura, temperatura?
¿Qué me quiere decir esta sensación?
Escribí sin filtro por 5 minutos. No te preocupes por si tiene sentido o no.Empezá así: “Lo que siento y no sé nombrar es…”
Terminá con esta frase: “Gracias por mostrarte. No voy a ignorarte más.”
Podés repetir este ejercicio cada vez que te sientas “rar@” pero no sepas qué te pasa. La práctica constante entrena la inteligencia emocional corporal.






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